martes, 18 de agosto de 2009

Mi Dolly.

Hoy, why not, después de tanto tiempo, me siento obligada a escribir sobre este momento Dolly Parton por el que estoy pasando.
No es que me estén robando a mi hombre, ni que mi madre me haya hecho un abrigo de muchos colores; es sólo que a veces una tiene que pasar por fases country, o no sabe lo que es bueno. Mi gran aliado Youtube, y mi otro aliado Spotify me ayudan en tal transición, deleitándome con ese sonido nasal que dispara la peculiar Dolly. Lo mejor es poder verla en vídeo, porque la tasa de entretenimiento es mayor; no podemos comparar el hecho de simplemente escuchar la canción, con el hecho de verla, a ella y a su attrezzo típico de los country musicians de los 70s. Una gozada, sobretodo por los flecos de la falda y la purpurina de la chaqueta. Y por no hablar de las pelucas de medio metro de envergadura (por TODOS los lados). Y las carretillas de farmers, y la paja, y el decorado simulador de campo... Ésa es Dolly.
Y aunque me mate ver sus pechos de Pamela, y su cintura microscópica, es Dolly Parton, y yo de mayor quiero ser como ella.

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