martes, 27 de enero de 2009

Día de luto.


Hoy, Damas y Caballeros, establezco mi día de luto particular. He perdido de forma definitiva una de las cosas que más puede contar en la vida de una reportera de la vida/chica transoceánica: las fotografías. Pero antes que nada me siento en la obligación de explicar el origen de mi pseudónimo. Técnicamente lo adopté tras haber hecho el último viaje transoceánico con destino a Canadá y EEUU, por donde estuve vagando durante 2 meses de libertad incondicional y casi total independencia. Lógico. La otra razón fue por una canción de Jorge Drexler que me acompañó durante mi largo periplo por tierras americanas, llamada Transoceánico. La cuestión es que conseguí recopilar más de 400 fotografías de Montreal, Vancouver, Houston, Toronto y Nueva York; fotografías inéditas de un viaje irrepetible (y no porque no lo pueda volver a hacer, ¡si no que cada viaje tiene sus peculiaridades!), testimonios que ahora han quedado en una palabra maldita: FORMATEADO.

No sé por qué voluntad del señor mis benditas fotos han desaparecido, pero hacía tiempo que no sentía la rabia hincharme la vena del cuello (esa tan grande y asquerosa). Cuando me siento así suelo seguir 3 rituales que son: 1º insultar en chileno (una mala costumbre que me llevé de sudamérica), 2º cantar soul subida en mi Piaggio y 3º chillar en mi Piaggio. Pocas cosas me cabrean tanto como para hacer las tres cosas en un mismo día, pero perder algo que me es preciado encabeza la lista... El soporte visual es importante para mi, porque tengo menos memoria y capacidad de concentración que un hurón colgado de anfetaminas, y la verdad es que había algo grande en esas fotos. Las había hecho con todo el cuidado del mundo. Eran obras de arte, si mas no para mí... Supongo que estoy gafada. O será que algo estoy haciendo mal como para que me castiguen de tal modo. Lo más divertido es que no es lo primero que me ocurre: primero la cámara, luego las fotos... Además de todas las peripecias que viví por aquellos lugares; peripecias que contaré otro día, cuando se me acabe el luto y ya vuelva a ser una persona decente...

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